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Microplásticos en el agua potable: cómo los filtros de agua ofrecen una solución
Los micro- y nanoplásticos en el agua potable representan un desafío creciente, especialmente para los operadores de sistemas de agua potable que son responsables de mantener una calidad del agua constantemente alta.
Por ello, en el siguiente artículo analizamos más de cerca los riesgos reales que plantean los microplásticos, las vías por las que entran en el agua potable y cómo los sistemas de filtración modernos, especialmente las membranas de fibra hueca con tamaños de poro definidos, pueden contribuir a reducir estos riesgos.
¿Qué es un microplásico – y cómo llega hasta el agua potable?
Los microplásticos son partículas plásticas cuyo tamaño oscila entre 1 micrón (µm) y 5 milímetros (mm).
Estas partículas se forman, por ejemplo, mediante la descomposición de residuos plásticos, la abrasión de la ropa y los neumáticos, o procesos industriales.
Una investigación del Reino Unido, que incluye estudios de la Inspección de Agua Potable (DWI), muestra que los microplásticos pueden penetrar en el suelo y las aguas subterráneas y, por consiguiente, en las fuentes de agua potable.
¿Cómo entran los microplásticos en el cuerpo humano?
Las partículas de microplásticos pueden entrar en el cuerpo humano a través de la inhalación, el agua potable o los alimentos. Se han detectado en diversas fuentes de agua potable, incluyendo el agua del grifo y el agua embotellada. Estudios sugieren que las personas que consumen principalmente agua embotellada podrían ingerir significativamente más microplásticos que aquellas que beben agua del grifo.
¿Riesgos para la salud: una amenaza invisible?
Según el proyecto europeo PlasticHeal, coordinado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), los microplásticos y nanoplásticos pueden representar riesgos para la salud humana. Aunque actualmente no se dispone de datos toxicológicos concluyentes, especialmente para las partículas más pequeñas, se han identificado posibles efectos adversos sobre el sistema inmunológico, el intestino y el metabolismo celular.
Microplásticos como vectores de contaminantes
Los microplásticos pueden representar un riesgo no solo por su presencia física, sino también por su capacidad para adsorber y transportar contaminantes ambientales. Las partículas de microplástico con una gran superficie y propiedades hidrofílicas pueden acumular en su superficie diversas toxinas ambientales, como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs), bifenilos policlorados (BPCs), diclorodifeniltricloroetano (DDT) y retardantes de llama. Estos contaminantes pueden adherirse a los microplásticos en el medio ambiente y, de este modo, ingresar en la cadena alimentaria.
Esto significa que los microplásticos no solo pueden ser potencialmente dañinos por sí mismos, sino que también pueden actuar como vectores de otras sustancias nocivas.
¿Por qué actuar ahora, incluso sin riesgos para la salud comprobados?
Aunque aún no existen pruebas directas de daños a la salud, varios argumentos respaldan la implementación temprana de medidas de filtración preventiva.
Especialmente para los operadores de sistemas de agua potable, la precaución responsable es mejor que la espera pasiva.
El principio de precaución: asumir la responsabilidad antes de que sea demasiado tarde
El principio de precaución europeo fomenta la acción preventiva cuando no se puede descartar un daño potencial, incluso si no se dispone de certeza científica completa.
Dado que los microplásticos y nanoplásticos ya se han detectado en heces humanas, sangre y placenta, y se están investigando posibles efectos a nivel celular, el uso de filtros certificados en el punto de uso constituye una medida sencilla y eficaz para reducir riesgos.
Vacíos en la investigación – y señales de alerta crecientes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que aún faltan datos toxicológicos sólidos a largo plazo, especialmente en lo que respecta a los nanoplásticos.
Al mismo tiempo, aumenta la evidencia de posibles efectos negativos sobre el sistema inmunológico, el intestino y el metabolismo celular. Aunque la OMS no identifica actualmente un riesgo agudo para la salud, recomienda mantener los niveles de microplásticos en el agua potable lo más bajos posible como medida de precaución.
Protección de grupos sensibles y áreas críticas en higiene
En entornos de alto riesgo como hospitales, centros de diálisis, residencias de mayores o guarderías, deben eliminarse todos los riesgos evitables.
Los filtros descentralizados con capacidad de retención validada (por ejemplo, ≥ 7 niveles logarítmicos a 0,2 µm) evitan de forma eficaz que los microplásticos lleguen a personas vulnerables.
Proteger la reputación y generar confianza
El tema de los microplásticos ya forma parte del debate público. Los operadores que invierten de forma temprana en soluciones de filtración transparentes y verificables no solo refuerzan la confianza de los usuarios, sino que también se posicionan como instituciones responsables.
La carga medioambiental aumenta – los filtros envían un mensaje claro
Con el creciente consumo de plásticos, también aumenta la contaminación de los ciclos del agua. El tratamiento municipal por sí solo no es suficiente para eliminar los microplásticos.
La filtración con membranas de fibra hueca – probada en entornos clínicos – representa un complemento sólido para garantizar la calidad del agua en entornos sensibles.
¿Pueden los filtros de agua eliminar microplásticos?
El grado en que los microplásticos se eliminan del agua depende de la tecnología de filtración utilizada.
Los filtros mecánicos con membrana pueden retener eficazmente las partículas más grandes que el tamaño de poro: los filtros de alta calidad pueden alcanzar reducciones de varios niveles logarítmicos.
Los filtros de carbón activado están diseñados principalmente para captar compuestos químicos y olores – su capacidad para retener partículas sólidas como los microplásticos es limitada, especialmente en tamaños muy pequeños.
Los filtros con un tamaño de poro definido, como las membranas de fibra hueca de 0,2 µm, son especialmente eficaces porque constituyen una barrera fiable frente a partículas de ese tamaño o mayores.
Por tanto, los sistemas de filtración de agua bien seleccionados pueden contribuir significativamente a la reducción de microplásticos en el agua potable, especialmente cuando están adaptados a cada aplicación específica.
¿Y qué ocurre con los nanoplásticos?
Los nanoplásticos son aún más pequeños que los microplásticos – normalmente se definen como partículas de menos de 1 µm, a menudo en el rango de 1 a 100 nanómetros.
Esto supone un reto para los filtros mecánicos tradicionales, ya que estas partículas pueden atravesar membranas estándar. Sin embargo, la investigación trabaja activamente en soluciones para eliminar los nanoplásticos del agua.
Estudios – como este de 2021 y este de 2024 – realizados en condiciones de laboratorio demuestran que es posible mediante procesos dirigidos como:
- Aglomeración (aglutinación de partículas mediante aditivos como agentes magnéticos)
- Adsorción en materiales filtrantes con alta superficie específica (por ejemplo, carbón activado con carga)
- Membranas funcionalizadas que aprovechan interacciones específicas con los nanoplásticos
Procesos como la ósmosis inversa también eliminan gran parte de los nanoplásticos presentes en el agua, pero esto ocurre a costa de la calidad del agua potable, ya que también se eliminan minerales y sales esenciales. Además, se trata de un proceso relativamente costoso y con un alto consumo de agua.
¿Por qué es especialmente relevante el tema de los microplásticos para los operadores?
Los filtros de agua con membranas de fibra hueca no solo protegen frente a gérmenes, bacterias, Legionella y Pseudomonas, sino que también contribuyen a reducir riesgos emergentes como los microplásticos.
Su uso está en consonancia con las normativas de higiene, especialmente en sectores sensibles como la sanidad, los laboratorios, los centros de diálisis o la industria farmacéutica.
Conclusión: eliminación eficaz de microplásticos del agua potable
Aunque los sistemas municipales no siempre sean suficientes, los filtros de membrana de fibra hueca de 0,2 µm pueden retener partículas ≥ 0,2 µm – lo que incluye la mayoría de los microplásticos.
Estos filtros constituyen una valiosa contribución a la seguridad del agua potable, especialmente en entornos donde la higiene no es una opción, sino una obligación.